“Empecé mis consultas con Paulina con el objetivo de sanar mi relación con lo sagrado Masculino. A Través del “rapé”, entré en contacto con la medicina del Tabaco, la planta Maestra por excelencia del Amazonas, y una planta con un porte esencialmente masculino, pertinente para mi.
Recién llegada al pueblo al que fui para trabajar, me sentía ajena a muchas de las cosas que iban pasando. Mis escenarios de crecimiento eran la relación con mi esposo, sus hijos y el mío, y mi trabajo.
Me di cuenta de patrones profundamente arraigados en mí. Acompañada por paulina fui destejiendo lo que significaban para mí; pude conectar con mi niña interior más herida y víctima, la capacidad para crear realidades de sufrimiento, el no poder acceder a una economía solvente, el renunciar a satisfacer mis necesidades, el proponerme desvelar los misterios de la vida…
Quedamos semanalmente y durante la consulta podía pasar cualquier cosa. Siempre me iba con la sensación de limpieza y vaciado que tanto necesitaba para dar espacio a posibles realidades más sanas para mí y los que me rodean.
Uno de los momentos más sanadores de mi vida, allí en la consulta, fue cuando me di cuenta de mi adicción al sufrimiento...fue un momento vertiginoso, en el que, en todo instante, la mirada de Paulina me veía y pude ver todo aquello que albergaba en mí. Le pedí a Paulina que me diera la mano, no podía yo sola sostener aquella revelación. Y así tomándonos de las manos fui dando cabida aquel nuevo aprendizaje, algunas zonas de mi cuerpo se resisten, yo en la medida de lo posible les enviaba un aliento cálido, regenerador. No fue fácil, ahora me doy cuenta de que sola no podría haberlo hecho.
Querida Paulina; agradezco cada mirada, tu atención y tus palabras, tus preguntas y tus consejos. Vaciarme a tu lado fue fácil sentí confianza y protección. Sabía que allí podía explotar como un globo y luego recomponerse con un nuevo orden. Un orden más provechoso, más acorde con la vida, limpio, sano.
Tu reconocimiento me nutrió y me hizo crecer en autoconfianza y autoestima. Ahora sigo mi camino hacia un presente donde las posibilidades añadidas son alegres, posibles y amorosas.
Gracias de nuevo.
Inmaculada Herrero, 40 años
Terapeuta
Quiero contar mi experiencia de psicoterapia con Paulina porque el camino que recorrí junto a ella, me ayudo a cambiar mi vida y le agradezco infinitamente su entrega en cada minuto que vivimos juntas. Porque cada sesión que tuvimos, siempre sentí que, para Paulina, no existía nadie más que yo.
Comencé mi terapia con Paulina cuando, a mi entender, todo estaba perdido, no sentía esperanza, no tenía ganas de seguir buscando. En mi lógica, concluía que, todo el puzzle de mi vida estaba armado y no me gustaba lo que veía, estaba convencida que nada haría cambiar mis perspectivas, pero, como el instinto de sobre vivencia es intenso, decidí, a instancia de un amigo, encontrarme con Paulina. La primera sesión fue prometedora y así seguimos por más de un año. Cada encuentro fue diferente, muy nutrido, algunos cíclicos, otros críticos, incluso mágicos. Siempre recordaré aquellas sesiones que marcaron mi camino para siempre, que reestructuraron y nivelaron mi energía de vida, en que el entendimiento, la intuición y la razón, como poderosa herramienta humana, se expresaron con toda plenitud en mi mente y corazón. Creo que aquellos escenarios se pudieron dar, no solo porque yo contaba con la información necesaria, en el fondo de mi corazón, sino porque Paulina me ayudo a ordenar, entender las ideas y hacerlas nacer de la forma más sublime, entregándome la confianza para confiar en mí… Paulina fue mi partera. Las herramientas, y forma de tratarme en cada encuentro crearon un vínculo entre las dos que siempre persistirá porque la compresión sobre mi vida, la vida, las relaciones que logré después, perduran hasta el día de hoy, su acompañamiento me ayudó a lograr conciencia y modificar patrones nocivos en mi vida… siento que la búsqueda de respuestas, de plenitud, de espiritualidad es un camino larguísimo y, en mi caso, la psicoterapia con mi compañera fue un hermoso trampolín que me llevo a los lugares a los que quería llegar… GRACIAS PAULI ¡ Gracias por soportarme en aquellas sesiones en que ni yo misma me soportaba jajaaj
María Paz, 34 años
Abogada